Proyectos Embajada de España en Brasilia 1973
Rafael Leoz
VIVIR EN UN HEXÁGONO
Vivir en un hexágono suena extraño, pero no lo es tanto.
Verá, querido lector, las abejas viven en celdas hexagonales; muchas tortugas tienen caparazones formados por hexágonos yuxtapuestos; también los armadillos y sus gigantescos antepasados, los gliptodontes. La piel del pez cobrizo del Caribe también exhibe un diseño hexagonal, al igual que la corteza de la piña tropical, los ojos de los insectos y, adentrándonos en mundos más fríos o pequeños, resulta que los copos de nieve o los anillos de benceno también son hexagonales. ¿Por qué? La concisa y elegante respuesta que Jorge Wagensber da a esta pregunta en su libro ‘La Rebelión de las Formas’ es «porque el hexágono allana el camino».
Con esto quiere decir que con hexágonos iguales se puede llenar completamente el espacio bidimensional, ya sea plano o curvo, es decir, sin dejar huecos entre hexágono y hexágono. Por supuesto, el hexágono no es la única forma que rellena el plano; los cuadrados y los rectángulos también lo hacen. Sin embargo, los círculos, que son una de las formas más abundantes en la naturaleza, no son capaces de rellenar el plano. Por lo tanto, nos encontramos con que los círculos son abundantes pero no pavimentan, los cuadrados y rectángulos pavimentan pero no son abundantes, y los hexágonos pavimentan y son abundantes. Muy bien, pero ¿por qué? Haz el siguiente experimento: extiende círculos de material esponjoso sobre una superficie plana, cuantos más círculos mejor, siempre que no se superpongan; luego empieza a apretarlos entre sí para que los círculos cubran la mayor parte posible del espacio plano. ¿Qué ocurre? Lo que ocurre es que los círculos se acercan, entran en contacto, se empujan y se deforman poco a poco hasta acabar convirtiéndose en hexágonos que llenan el plano.
Cuando descubrí esto pensé que vivir en un hexágono quizá era más natural (más propio de un producto de la naturaleza) que vivir en un rectángulo o un cuadrado, que son las formas que generalmente envuelven la vida casera en nuestras ciudades. Hay muchos refranes sobre “mis cuatro paredes” y es cierto que, al principio, a uno le marea tener seis o más paredes alrededor. Sin embargo, pronto descubre que con seis paredes se dispone de más perspectivas…
Extracto del artículo de CARLOS ALONSO ZALDÍVAR
Embajador de España en Brasil (2008-2012).